Inflexión. Existen distintas formas de acercarse al vocablo.
Desde un punto de vista sociológico, debe ser algo parecido al momento por el que atravesamos. El instante en el que un tiempo ha llegado a su fin.
Y el tiempo es medible. Bien lo sabemos.
Cuando pasan horas, transcurren días.
Cuando medimos por años, quizás hablamos de épocas.
Y cuando contemplamos décadas, casi siglos, es probable que estemos hablando de una era.
Y presiento que estamos viviendo el fin de una.
Por tanto, el nacimiento de otra.
Cuánto ha durado esta, no resulta fácil de acotar.
Pero intuyo que podíamos aceptar su inició con la Revolución Francesa. En la Francia de 1789. Por cierto, permitid que envíe un afectuoso saludo a mi querida amiga Lola.
Lo que ha sucedido desde entonces está en miles de sitios. No hay mas que informarse.
Pero dos siglos después ¿qué cosa está por llegar?
Intuyo que se producirá un importante punto de inflexión.
Y llegará lo que seamos capaces de traer.
Soy optimista.
Creo que a la era que dejamos atrás, en la que se han conseguido fabulosos avances sociales, científicos y tecnológicos de todo orden, sucederá otra en la que los esfuerzos se aplicarán para el bien general de la humanidad.
Estimo que se ha terminado la irracionalidad de promover la infelicidad. Con guerras, con la ambición de poder, con el egoísmo y la sinrazón.
No serán admisibles, por ejemplo, el derroche y la ostentación frente al hambre físico y la mortandad causada por enfermedades triviales de miles de millones de seres humanos.
Posiblemente va a costar, como decía Churchill, sangre, sudor y lágrimas.
Pero estoy seguro que saldremos con bien tras aprender la dura lección que se avecina.
Siempre con la premisa obvia de que debemos ser los ciudadanos y no las caducas instituciones los que diseñemos un nuevo orden en el que lo primero que hay que desterrar es la corrupción en todos sus variados ámbitos( económico, moral, ético...)