sábado, 8 de noviembre de 2008

Otro síntoma



Agua de Beber-Astrud Gilberto

El cartel decía Aqualia (Grupo FCC). No daba crédito a mis ojos y volvía a mirar, intentando desmentirme a mi mismo y comprobar que se trataba de un error de lectura.

El servicio público de agua para 16 millones de españoles realizado por una empresa privada.

Por FCC (Fomento de Contratas y Construcciones) cuya principal accionista es una de las hermanas Koplowitz. En este caso, Esther.

Y aquí estamos tan tranquilos. Pasivos e inermes ante otra descomunal barbaridad.

¿Desde cuando un servicio tan básico como el agua puede dejar de ser público?

¿Es que no vamos a aprender nunca?

Que si. Que las empresas privadas persiguen el lucro. Que es muy legítimo.

Precisamente por eso, no podemos contraponer el beneficio empresarial con algo que afecta de lleno a la salud y la supervivencia misma de las personas.

Es decir, los alegres y confiados ciudadanos estamos a expensas, en esta ocasión respecto al consumo de agua, de lo que proyecte la señora K para ganar mas dinero.

Otro sintoma más de la locura que nos rodea y sitia.

Habrá que esperar a que suceda una desgracia descomunal o a que aparezca un descosido enorme para que acudamos de nuevo al Estado -que entonces si, entonces somos todos- para que se ponga remedio a los desmanes continuados que ocasiona la ambición y el deseo desmedido de incrementar la cuenta de resultados.

Así que ya saben, 16 millones de españoles bebemos agua gracias a los beneficios que obtiene la empresa Aqualía del grupo FCC, gestionando este Servicio Público de primer orden.

Definitivamente, nos hemos debido volver locos de atar.

HASTA SIEMPRE

LA DIGNIDAD

ZAMBA DE MI ESPERANZA - Jorge Cafrune -

ERNESTO

ERNESTO
Ernesto Guevara de la Serna

ALLENDE

ALLENDE
Salvador Allende Gossens

CAFRUNE

CAFRUNE
Jorge Cafrune Herrera
En 1977, eran tiempos difíciles para Argentina. El gobierno estaba en manos de la dictadura militar.

A diferencia de otros artistas comprometidos, que se exiliaron cuando comenzaron las amenazas y las prohibiciones, Cafrune decidió quedarse y seguir haciendo lo que mejor sabía hacer: cantar y opinar cantando y haciendo.

Fue así que en el festival de Cosquín de enero de 1978 cuando su público le pidió una canción que estaba prohibida, Zamba de mi esperanza, entonces Jorge Cafrune tocó el tema argumentando que "aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar".

Según testimonios que se consignan en el Nunca más, eso ya fue demasiado para los militares, y en un campo de concentración de Córdoba ,el Teniente Coronel Carlos Enrique Villanueva opinó que “había que matarlo para prevenir a los otros”.

El 31 de enero de ese año. A modo de homenaje a José de San Martín , Cafrune emprendió ese día una travesía a caballo que lo llevaría a Yapeyú , lugar de nacimiento del libertador.

Esa noche, a poco de salir, fue embestido a la altura de Benavidez por una camioneta conducida por un joven de 19 años, Héctor Emilio Díaz.

Jorge Cafrune falleció ese mismo día a la medianoche, pero el hecho nunca fue esclarecido y para la justicia quedó sólo como un accidente.