sábado, 12 de julio de 2008

De algún modo, eran una solución.



La crisis, razonada.

Hasta hace un rato, en términos macroeconómicos, en España todo iba muy bien. De forma excelente, diría yo.

En los últimos 10 años hemos disfrutado de un crecimiento económico ininterrumpido. Nuestro Pe I Be ( pepe, idiota, vé) superaba incluso al de los paises europeos de nuestro entorno.

Hasta hace un rato los eruditos mediáticos pontificaban que era algo superado y rancio ese asunto de los ciclos -las vacas flacas y las otras- y que ya la bonanza sería hasta la eternidad.

Se pedía a gritos que viniesen emigrantes de todas partes del mundo. Había trabajo que los españoles -los muy vagos- no querían hacer.

Y ellos venían y venían. De África, Ecuador,Colombia, Argentina, Rumanía, Rusia...en fin, de todas las partes del mundo.

Y les pedíamos que tuviesen muchos hijos, que nosotros - los muy irresponsables egoistas- estabamos envejeciendo y no reponíamos las existencias.

Y así ibamos. Atando los perros con longanizas.

Pero una maldita mañana alguién se levantó de mal humor y dijo : a ver, que me traigan los paquetes esos del lazo dorado, las subprime. Que voy a abrirlo. Quiero saber que guardan dentro.

Y resultó que debajo del papel de celofán lo que había eran ¡ las hipotecas basura !

¡Vaya una mierda! Gritó enfurecido. Y se armó. Sus bancos ya no podían tenerlas. Tampoco podían conceder más. En la Bolsa tampoco las quería nadie. Un caos, oigan.

Por otra parte, los chinos y los indios -los de las plumas no, los otros, los de Ghandi- se levantaron un par de mañanas antes diciendo : saben lo que les decimos, que ya estamos hartos de arroz y de pasar un hambre canina. A partir de hoy vamos a hacer que crezca mucho el PE I BE (el susodicho pepe, idiota, vé) y nos vamos a hinchar a quemar petroleo.

En esa misma semana, los del turbante y la chilaba también se levantaron una mañana y dijeron : Los pobretones asiáticos quieren mucho petroleo, ¿ probamos hasta donde están dispuestos a pagar el barril?

Y empezaron a jugar a las casitas subiendo por la escalera todos los días un peldaño.

Y todo el mundo pensaba que los jeques llegarían pronto a la azotea de la casa y detendrían el juego.

Pero no. Resultó que los dueños del petroleo se habían hecho una casa del estilo de la torre de Babel.

Y habían construido una escalera con tantos peldaños que Dios mismo no podría haberla hecho mas grande.

Y aquí nos andamos los españoles.

Ahora resulta que el reloj ha dado las doce de la noche y la carroza de oro y ricas piedras preciosas, ha vuelto a lo que era : una calabaza.

Y los bellos córceles, se tornaron en ratas.

Y las bellas galas, se trocaron en ropas mugrientas y harapos.

¿Encontraremos alguna vez a otra joven que quiera probarse el zapato pérdido en la lujosa fiesta?

Seguro que si. Pronto tendremos el local lleno de pobres cenicientas.

Al hilo del asunto este de la crísis, me apetece traer un preclaro poema de Kavafis. Se titula " Esperando a los bárbaros".

Con un poco de imaginación, podemos hacer el paralelismo y pensar que en esta ocasión los bárbaros son la crisis que esperamos y que no acaba de llegar.

ESPERANDO A LOS BÁRBAROS

¿Qué esperamos aquí, en la plaza reunidos?

A los bárbaros, que hoy llegan.

¿Por qué tal calma en el Senado?

¿Por qué los senadores, sentados, no legislan?

Porque hoy llegan los bárbaros.

¿Qué leyes van a hacer los senadores?

Los bárbaros ya nos darán sus leyes cuando vengan.

¿Por qué el emperador se levantó tan de mañana y se sienta en su trono, ante la puerta mayor de la ciudad ciñendo la corona?

Porque hoy llegan los bárbaros.Y el emperador espera para recibir a su jefe. E incluso tiene listo un pergamino para dárselo en el que ha escrito muchos títulos y nombres.

¿Por qué nuestros dos cónsules y todos los pretores salieron hoy con sus togas recamadas y rojas?

¿Por qué llevan brazaletes con tantas amatistas y anillos con brillantes esmeraldas cristalinas?

¿Por qué empuñan hoy bastones preciosos de oro y plata tan ricamente cincelados?

Porque hoy llegan los bárbaros, y estas cosas deslumbran a los bárbaros.

¿Por qué los buenos pretores no vienen como siempre a decir sus discursos, a hablar tal como suelen?

Porque hoy llegan los bárbaros y a ellos no les gustan retóricas y alocuciones.

¿Por qué ha empezado de improviso esa intranquilidad y esa confusión? (Los rostros se han tornado todos graves.)

¿Por qué se han vaciado tan de prisa las calles y las plazas y todos regresan a sus casas tan cabizbajos?

Porque se ha hecho de noche sin que lleguen los bárbaros y algunos que han venido de la frontera van diciendo que ya no existen bárbaros.

Y ahora, ¿qué será de nosotros sin bárbaros?

Esta gente eran de algún modo una solución.

HASTA SIEMPRE

LA DIGNIDAD

ZAMBA DE MI ESPERANZA - Jorge Cafrune -

ERNESTO

ERNESTO
Ernesto Guevara de la Serna

ALLENDE

ALLENDE
Salvador Allende Gossens

CAFRUNE

CAFRUNE
Jorge Cafrune Herrera
En 1977, eran tiempos difíciles para Argentina. El gobierno estaba en manos de la dictadura militar.

A diferencia de otros artistas comprometidos, que se exiliaron cuando comenzaron las amenazas y las prohibiciones, Cafrune decidió quedarse y seguir haciendo lo que mejor sabía hacer: cantar y opinar cantando y haciendo.

Fue así que en el festival de Cosquín de enero de 1978 cuando su público le pidió una canción que estaba prohibida, Zamba de mi esperanza, entonces Jorge Cafrune tocó el tema argumentando que "aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar".

Según testimonios que se consignan en el Nunca más, eso ya fue demasiado para los militares, y en un campo de concentración de Córdoba ,el Teniente Coronel Carlos Enrique Villanueva opinó que “había que matarlo para prevenir a los otros”.

El 31 de enero de ese año. A modo de homenaje a José de San Martín , Cafrune emprendió ese día una travesía a caballo que lo llevaría a Yapeyú , lugar de nacimiento del libertador.

Esa noche, a poco de salir, fue embestido a la altura de Benavidez por una camioneta conducida por un joven de 19 años, Héctor Emilio Díaz.

Jorge Cafrune falleció ese mismo día a la medianoche, pero el hecho nunca fue esclarecido y para la justicia quedó sólo como un accidente.