Así, que si dejaste de hacer cosas propias de niño, siempre te acompañará ese pequeño, esperando la oportunidad de realizar aquellas cosas que no pudo.
Que si no se ejerció de joven, éste te acompañará toda la vida, esperando también su turno.
Que si no realizaste determinados sueños cuando estuvieron a tu alcance, que un soñador vivirá siempre contigo.
Y hago memoria.
Y recuerdo que me dejé muchas cosas sin hacer.
De niño, las que mas. Casi no recuerdo haber sido un niño.
Nunca me subí a los árboles para coger nidos de pájaros.
Nunca pellizqué el trasero a las niñas para salir corriendo.
Nunca me castigó el maestro. Era mi padre.
Nunca me peleé hasta hacer sangre con ningún niño.
En cuanto a mi juventud, recuerdo que nunca fui irresponsable.
Que no hice locuras.
Que siempre estuve locamente cuerdo.
Que siempre dormí bajo techo.
Que nunca dejé la cara al viento, mirando a las estrellas.
Que nunca luché por amores imposibles.
Ahora cuando la madurez va a doblar otra esquina, es posible que me falten cosas por hacer.
Debido probablemente a que es la hora de ceder mi tiempo sereno a ese niño y a ese joven que, esperanzados, confiaban en que alguna vez les llegaría su momento.
Como tampoco he alcanzado mis sueños mas queridos, también me sigue un eterno soñador.
Y a ti, ¿te acompaña siempre alguna etapa de tu vida?