Hace unos días, Franziska, una buena amiga que tiene la amabilidad de pasarse por aquí de cuando en vez, decía con su magnífico sentido de la ironía, que con tantos peros vamos a sembrar de"perales" toda la tierra, de manera que no quedará sitio para sembrar ningún otro árbol frutal.
Argumentaba que lo importante era tener un proyecto. Mas aún: saber por quién, cuando y como llevarlo adelante.
Bien. Hablemos de proyectos. No de proyectos individuales, sino de aquellos que tengan vocación de ser colectivos.
Entiendo que un proyecto colectivo debe ser una especie de plan para alcanzar objetivos.
Fijemos entonces algunos objetivos que parezcan de indudable interés. Enunciemos, por ejemplo y sin ordenar, los siguientes :
1.- Acordar la forma de optimizar la educación infantil, juvenil y adulta.
2.- Fijar la forma adecuada de atender los problemas de salud.
3.- Propiciar de manera real el derecho al desarrollo profesional y laboral.
4.- Establecer un marco ético y legal que evite un desproporcionado reparto de la riqueza.
5.- Propiciar para los países subdesarrollados el logro de un nivel de vida, al menos, equivalente al que proponemos para nosotros.
6.- Hacer realidad la justicia material.
7.- Afrontar de forma razonable y eficaz los problemas sociales.
8.- Lograr que el ejercicio de la política sea una actividad digna y respetada.
9.- Conseguir que un órgano supranacional haga realidad los objetivos que aquí se promueven, en el resto del mundo.
10.- Promocionar de forma permanente la inteligencia, la bondad y el sentido común, frente a la brutalidad, la mezquindad y la irracionalidad.
Es evidente que cada una de estas propuestas, generarán nuevos objetivos parciales y una serie de acciones para su consecución.
Os propongo un ejercicio con el que ayudar a construir el proyecto: decidamos cual merece ser el primero por el que pelear.
Una vez acordado, estableceríamos la forma mas eficaz de organizar los medios y las acciones para hacerlo posible.
Por supuesto que vale introducir cualquier otro que, a mis cortas luces, no se le haya ocurrido enumerar.
Con afecto.