viernes, 14 de agosto de 2009

No se vislumbra

De unos asuntos se habla mucho y de otros nada.

Entre estos últimos, algunos son de vital importancia.

Por ejemplo, el de la investigación, desarrollo y comercialización de los medicamentos.

Es un hecho que se ha dejado este campo a las grandes empresas privadas.

Éstas, con legitimidad y como en todas las actividades a las que se dedican, fijan su principal objetivo en la cuenta de resultados: hacer el mejor negocio.

Y la inevitable pregunta es:

¿Cómo podemos dejar en manos de mercaderes la responsabilidad de encontrar remedios para la salud de todos los seres humanos?

Resulta inevitable pensar que los negociantes, ante el probable dilema: dinero o salud, se inclinarán por lo que les procure el máximo beneficio.

Y es que el bienestar de los ciudadanos no es cosa de ellos, se dicen, con toda la razón.

Que ese es un asunto de los Estados.

Y a los ciudadanos no parece inquietarnos este truculento negocio.

Ni se vislumbra que nos vaya a preocupar durante muchos años.

Así está el tema.

HASTA SIEMPRE

LA DIGNIDAD

ZAMBA DE MI ESPERANZA - Jorge Cafrune -

ERNESTO

ERNESTO
Ernesto Guevara de la Serna

ALLENDE

ALLENDE
Salvador Allende Gossens

CAFRUNE

CAFRUNE
Jorge Cafrune Herrera
En 1977, eran tiempos difíciles para Argentina. El gobierno estaba en manos de la dictadura militar.

A diferencia de otros artistas comprometidos, que se exiliaron cuando comenzaron las amenazas y las prohibiciones, Cafrune decidió quedarse y seguir haciendo lo que mejor sabía hacer: cantar y opinar cantando y haciendo.

Fue así que en el festival de Cosquín de enero de 1978 cuando su público le pidió una canción que estaba prohibida, Zamba de mi esperanza, entonces Jorge Cafrune tocó el tema argumentando que "aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar".

Según testimonios que se consignan en el Nunca más, eso ya fue demasiado para los militares, y en un campo de concentración de Córdoba ,el Teniente Coronel Carlos Enrique Villanueva opinó que “había que matarlo para prevenir a los otros”.

El 31 de enero de ese año. A modo de homenaje a José de San Martín , Cafrune emprendió ese día una travesía a caballo que lo llevaría a Yapeyú , lugar de nacimiento del libertador.

Esa noche, a poco de salir, fue embestido a la altura de Benavidez por una camioneta conducida por un joven de 19 años, Héctor Emilio Díaz.

Jorge Cafrune falleció ese mismo día a la medianoche, pero el hecho nunca fue esclarecido y para la justicia quedó sólo como un accidente.