viernes, 30 de mayo de 2008

Rostros



Rostros peruanos

Desde hace algún tiempo, con las lógicas precauciones legales y éticas, ya es posible realizar con éxito trasplantes de cara.

Por otra parte, es sabido que con el transcurso de los años, cada persona va fabricando su propio rostro como consecuencia de la forma de vivir que haya ido adoptando. No me resisto a poner un ejemplo :



Hagan la prueba. Piensen en determinados individuos y verán como se cumple en casi todas las ocasiones.

A lo que íbamos. Volviendo al asunto del trasplante, debo haceros una confidencia : nunca he estado muy contento con el rostro que me ha tocado en suerte. En suerte genética, claro está.

Así que con esas, me dispuse a informarme y a calibrar las posibilidades de hacerme un cambio facial.

Una vez localizadas las "tiendas" que se dedican al "sector de caras" me dirigí a una de las que mas confianza me inspiraron y entré en ella.

Una amable empleada, con cara de persona formal, tras escuchar mi deseo de cambiar de ídem, me pidió amablemente que esperase unos segundos mientras iba en busca del catálogo de caras disponibles para la ocasión.

Como era la primera vez que me había decidido al trasplante, le solicité algunos consejos profesionales.

Quería saber si daban mas juego las caras duras o aquellas que se ruborizan por pequeñeces, tipo hambrunas en África, guerras, corrupciones españolas, violación de derechos humanos, etc..

También me interesé por si eran mejores las caras de los individuos mafiosos fabricadas con sus propios actos o las de las buenas gentes, aunque en ellas se reflejen las huellas del sufrimiento, las arrugas del fracaso y la flacidez de la desesperanza.

La encargada se quedó un rato pensativa y al cabo de unos instantes me dijo:

¿ Sabe que le digo? Que aunque pierda un cliente, lo que yo le aconsejo es que durante una temporada conserve esa cara de idiota, dicho sea sin ánimo de molestarle, y que se espere a ver como termina todo esto.

Porque estamos en tiempos de desaceleración controlada, desajuste imprevisto, crisis o como quieran llamarle los que mangonean este batacazo del copón que se avecina, que hará que todo este negocio de las estéticas y de la imagen se vaya a tomar rumbo seguro hacia el mismísimo carajo.

Y es muy posible que las gentes tengan que echarle cara a la vida y dedicarse a sobrevivir como puedan.

Y que vuelvan a tener mucho futuro los negocios que se dediquen a cubrir necesidades de alimentación, vestido y vivienda.

Ante estos razonamientos, puse cara de idiota. A ver, no tengo otra. Pues anda que estamos buenos. Ahora que la ciencia me podía echar una mano y arreglarme la fachada, vienen los agoreros de las vacas flacas y otra vez a seguir pareciendo lo que soy, un idiota, vaya usted a saber durante cuantos años.

En fin, esperemos que en la próxima gran bonanza económica y de magnífica corrupción generalizada, haya una cara asequible que ponerme para poder ir disimulando una temporada.

Paciencia. Es lo que hay.

HASTA SIEMPRE

LA DIGNIDAD

ZAMBA DE MI ESPERANZA - Jorge Cafrune -

ERNESTO

ERNESTO
Ernesto Guevara de la Serna

ALLENDE

ALLENDE
Salvador Allende Gossens

CAFRUNE

CAFRUNE
Jorge Cafrune Herrera
En 1977, eran tiempos difíciles para Argentina. El gobierno estaba en manos de la dictadura militar.

A diferencia de otros artistas comprometidos, que se exiliaron cuando comenzaron las amenazas y las prohibiciones, Cafrune decidió quedarse y seguir haciendo lo que mejor sabía hacer: cantar y opinar cantando y haciendo.

Fue así que en el festival de Cosquín de enero de 1978 cuando su público le pidió una canción que estaba prohibida, Zamba de mi esperanza, entonces Jorge Cafrune tocó el tema argumentando que "aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar".

Según testimonios que se consignan en el Nunca más, eso ya fue demasiado para los militares, y en un campo de concentración de Córdoba ,el Teniente Coronel Carlos Enrique Villanueva opinó que “había que matarlo para prevenir a los otros”.

El 31 de enero de ese año. A modo de homenaje a José de San Martín , Cafrune emprendió ese día una travesía a caballo que lo llevaría a Yapeyú , lugar de nacimiento del libertador.

Esa noche, a poco de salir, fue embestido a la altura de Benavidez por una camioneta conducida por un joven de 19 años, Héctor Emilio Díaz.

Jorge Cafrune falleció ese mismo día a la medianoche, pero el hecho nunca fue esclarecido y para la justicia quedó sólo como un accidente.