miércoles, 23 de abril de 2008

Buscar la felicidad



Milonga del moro judio (Jorge Drexler)

La Constitución de los Estados Unidos de 1787 y su antecedente mas inmediato, la de Virginia de 1776, aprobada durante el mandato del gobernador Thomas Jefferson, que mas tarde sería el tercer presidente de los Estados Unidos, en su artículo primero consagraba el derecho a la vida, a la libertad, a la propiedad, a la seguridad y a la búsqueda de la felicidad.

Al parecer, es la única Constitución que en su articulado establece, de forma expresa, el derecho fundamental de sus ciudadanos a buscar la felicidad.

No deja de ser bastante paradójico que estos derechos convivieran con la esclavitud y la falta de derechos para las mujeres durante largos años. Pero “asín semos” los seres humanos.


Si fuésemos norteamericanos y nos dispusiéramos a llevar a la práctica el precepto constitucional, lo primero que habría que hacer es llegar a un acuerdo sobre que es la felicidad.


Algo muy difícil. Hay miles de ideas distintas sobre la felicidad. Se trata de un estado transitorio y cambiante. Nadie puede ser todo el tiempo feliz. Ni siquiera infeliz.


Una de las primeras nociones que recuerdo, siendo niño, era una muy simplista y comercial que se contenía en un antiguo anuncio de analgésicos, concretamente del Calmante Vitaminado, que se emitía en la TV en blanco y negro y que definía la felicidad como la ausencia del dolor.


Se refería al dolor físico. Pero ¿y que pasaba con el otro dolor, el moral?


La felicidad también podría ser la ausencia de enfermedad y la armonía con la naturaleza. Con las personas, los animales y las cosas. Con las personas amadas y las desconocidas. El respeto a los animales y el cuidado con las cosas.

Parece una bobada, pero todo puede arreglarse de la manera mas sencilla. Como es un derecho previsto en la Constitución, se preparan unas pancartas y nos manifestamos ante los que gobiernan, por ejemplo en la White House, para exigir que se cumpla la ley :

¡QUEREMOS SER FELICES!

¡POR UNA FELICIDAD DURADERA, YA!

¡ NO QUEREMOS FELICIDAD BASURA!

¡ POR UNA FELICIDAD ESTABLE Y DIGNA!

Acudid todos. Ya sabéis, a las 12 horas del próximo día 300 de diciembre del año 10.000.

Por favor, se ruega puntualidad.

HASTA SIEMPRE

LA DIGNIDAD

ZAMBA DE MI ESPERANZA - Jorge Cafrune -

ERNESTO

ERNESTO
Ernesto Guevara de la Serna

ALLENDE

ALLENDE
Salvador Allende Gossens

CAFRUNE

CAFRUNE
Jorge Cafrune Herrera
En 1977, eran tiempos difíciles para Argentina. El gobierno estaba en manos de la dictadura militar.

A diferencia de otros artistas comprometidos, que se exiliaron cuando comenzaron las amenazas y las prohibiciones, Cafrune decidió quedarse y seguir haciendo lo que mejor sabía hacer: cantar y opinar cantando y haciendo.

Fue así que en el festival de Cosquín de enero de 1978 cuando su público le pidió una canción que estaba prohibida, Zamba de mi esperanza, entonces Jorge Cafrune tocó el tema argumentando que "aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar".

Según testimonios que se consignan en el Nunca más, eso ya fue demasiado para los militares, y en un campo de concentración de Córdoba ,el Teniente Coronel Carlos Enrique Villanueva opinó que “había que matarlo para prevenir a los otros”.

El 31 de enero de ese año. A modo de homenaje a José de San Martín , Cafrune emprendió ese día una travesía a caballo que lo llevaría a Yapeyú , lugar de nacimiento del libertador.

Esa noche, a poco de salir, fue embestido a la altura de Benavidez por una camioneta conducida por un joven de 19 años, Héctor Emilio Díaz.

Jorge Cafrune falleció ese mismo día a la medianoche, pero el hecho nunca fue esclarecido y para la justicia quedó sólo como un accidente.