De unos asuntos se habla mucho y de otros nada.
Entre estos últimos, algunos son de vital importancia.
Por ejemplo, el de la investigación, desarrollo y comercialización de los medicamentos.
Es un hecho que se ha dejado este campo a las grandes empresas privadas.
Éstas, con legitimidad y como en todas las actividades a las que se dedican, fijan su principal objetivo en la cuenta de resultados: hacer el mejor negocio.
Y la inevitable pregunta es:
¿Cómo podemos dejar en manos de mercaderes la responsabilidad de encontrar remedios para la salud de todos los seres humanos?
Resulta inevitable pensar que los negociantes, ante el probable dilema: dinero o salud, se inclinarán por lo que les procure el máximo beneficio.
Y es que el bienestar de los ciudadanos no es cosa de ellos, se dicen, con toda la razón.
Que ese es un asunto de los Estados.
Y a los ciudadanos no parece inquietarnos este truculento negocio.
Ni se vislumbra que nos vaya a preocupar durante muchos años.
Así está el tema.
3 comentarios:
De acuerdo contigo Ernesto. Cuando se habla de Salud Pública yo incluiría los medicamentos.
Salud y República
En efecto, todos hemos visto o leído documentales en los que se demuestra la crueldad de los dirigentes de estas empresas ante los enfermos, desdichados objetos de sus boyantes negocios.
Parece de lógica aplastante que es una actividad a desarrollar de forma inexcusable por las Administraciones Públicas. Por los Estados.
Saludos.
__MARÍA____
Lo mejor es que no hubiese nada que repartir.
Que acordásemos entre todos que con esas cosas no se juega.
Saludos.
Publicar un comentario