lunes, 20 de octubre de 2008

¿Y ahora qué ?


Somos el mundo.

El pastor de ovejas, para distraer su aburrimiento, gastaba bromas a sus paisanos.

Pedía socorro gritando que el lobo había bajado y estaba devorando su rebaño.

Las buenas gentes del lugar corrían armados de palos y piedras en su ayuda.

Cuando llegaban, el pastor se tronchaba de risa y les decía que era mentira. Que se trataba de una broma.

Así sucedió muchas veces. Hasta cansar a los embromados.

Pero un día llegó el lobo de verdad y de nada sirvieron las angustiosas súplicas del pastor.

Sus vecinos, escarmentados, no acudieron. Estaban convencidos de que se trataría, una vez mas, de una tomadura de pelos.

Pues eso. Ya está aquí el lobo. Llegó y nadie lo creía. El cuento ha sucedido un poco al revés.

Unos cuantos chiflados lo veníamos anunciando desde hace un montón de tiempo, pero nadie nos hacía caso.

Nadie prestaba atención cuando advertíamos que el camino por el que íbamos no era nada bueno.

A la inmensa mayoría les daba igual. Eran monsergas de viejos amargados.

Ya se sabe, la sinrazón arrasa siempre al sentido común.

Y así, los que sacan provecho de la estupidez general, hicieron varios agostos.

Y consiguieron hacer ver que la vida era eso. Lo que a ellos les convenía.

Y prestaban atención principal a los jóvenes. Había que hacerles perder el norte. Cuanto antes mejor.

El mejor aliado, la televisión. Los medios mas eficaces para el atontamiento: los programas del estilo Gran Hermano, Operación Triunfo, El tomate, Salsa Rosa, los casting de todo tipo, etc.

Un estilo de vida. Sin valores. Solo el dinero y el triunfo por la vía mas fácil. Sin importar la manera, ni los medios.

Para los mas talluditos, el método mas infalible era promover la corrupción generalizada. Desde la mas insignificante hasta los mayores latrocinios.

Por contra, implantar la idea de considerar como una especie de bichos raros e idiotas, a los que no estábamos de acuerdo con el método.

La corrupción ha sido muy eficaz para tener a todo el mundo manchado y ausente de dignidad.

Dignidad. Palabra que a la mayoría les suena a lengua ajena. Propia de extraterrestres.

Resumiendo, para hacer realidad el estilo de vida deseado, a los que controlan, les vino de perlas promocionar el llamado "lujo hortera para los pobres".

Se caracteriza, entre cientos de cosas, por un puñado parecido a éste :

- Celebrar bautizos, comuniones y bodas con el coste que estimen adecuado los que nos organizan la vida loca. Uno o varios millones de pesetas. Es igual, se pagan.

- Viajar y tomar vacaciones a costa de lo que sea. Eso si, a la vuelta argumentar la inmoralidad del estrés postvacacional.

- Ir a restaurantes cada vez que se tercie. Lo de menos es la comida. Se paga lo que sea. Es igual. Mientras se sabe que miles de millones de personas mueren literalmente de hambre, jugamos a la inmoralidad de hacer monerías con la cocina. Una especie de cuadros sofisticados.

- Cambiar de coche cuando y por el que se estipula. A ser posible, un todoterreno.

- Vestir las ropas que la tendencia nos marque. A la orden de lo que digan las campañas publicitarias organizadas por los beneficiados.

- Los ancianos, un estorbo. O los cuida una inmigrante o se les manda a una residencia.

- Los matrimonios, a trabajar todas las horas del día que hagan falta. A los hijos, si no se les ve, no pasa nada. Con los fines de semana es suficiente. Si son recién nacidos, existen guarderías que los admiten desde el primer mes.

- Los sindicatos, a engañar a los trabajadores y a lucrarse de todas las corruptelas.

- Los empresarios, muertos de risa, al comprobar que ya no hay que ir a África por esclavos. Que ahora vienen solos.

- Los emigrantes, desarraigados y desconcertados en nuestra "cultura".

Pero este es otro lobo que pronto va a llegar.

El sentido común dice que los seres humanos donde queremos vivir es en el lugar donde nacemos.

Se trata de hacer posible la vida a cada persona en el lugar donde tiene sus raíces.

No es sensato dar por bueno el eslogan que beneficia a los estafadores : que hacen falta inmigrantes porque realizan el trabajo que no queremos los lugareños y que rejuvenecen nuestra población envejecida. Dos auténticos disparates interesados.

Mi padre a esto le llamaba de una manera mas sencilla: "A los que mandan, les resulta imprescindible la carne de cañón"

Hasta ahora, ambas excusas cuelan perfectamente en las cabezas de los ciudadanos que los sinverguenzas han conseguido idiotizar.

Para no alargarme, terminar hoy diciendo que, una vez mas, el arma mas valiosa con la que podemos contar todos para salir del abismo es sólo una : PENSAR.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ernesto, no te puedes imaginar cómo te agradezco tu comentario. Has sido capaz de hacer lo que llevo mucho tiempo tras de hacer, y me lo has servido en bandeja. Una síntesis maravillosa, una foto perfecta de la realidad, sin ningún tipo de trucaje ni tratamiento de fotoshop. Así, tal cual es, y resumida como hubiera querido hacerlo desde hace tiempo, y no he tenido esa capacidad de síntesis.

Chapeau, de verdad. Creo que los participantes en este blog, que observo con enorme satisfacción que no han sido contagiados por la ceguera generalizada, debemos divulgarlo con el boca a boca, es absolutamente necesario.

Gracias de nuevo.

Anónimo dijo...

Bravo Ernesto.
No creo que no vieran al lobo,más bien me inclino a pensar que muchos lo veían pero sus ojos lo disfrazaron de linda ovejita; otros lo intuían pero, cuando empezaron a sentir cerca su aliento, se dijeron. es el viento.
Sólo hay una cosa más efectiva que vaciar las cabezas para tener a las gentes a merced de "la causa" y es, llenarles - o prometerles que así será- los bolsillos (aunque sea con piedras o con papeles pintados de verde)
Un saludo.

Anónimo dijo...

Wallace97

Gracias a ti.

Me recuerdan tus palabras el libro de Saramago "Ensayo sobre la ceguera".

Un saludo, amigo.

Anónimo dijo...

TERSAT

Tienes razón. Nunca quieren ver la verdad tal cual es.

Los billetes verdes, azules o del color que sea, son las mejores razones que les impulsan.

Un saludo.

Soto dijo...

Hola Ernesto:Yo pensaba que tenias estropeado el ordenador y por eso no entraba en tu blog.
¿Que voy decir de este magistral post que has escrito?!que forma de matizar ,describir exaustivamente las cosas!.Has hecho una radiagrofia del mercado libre ,del capitalismo esplendodo.!es una obra maestra la que hacen estes pillos para que no pensemos y seamos carne de cañon de sus negocios!
Tienes un blog de muchos kilates.
Apertas dende a beiriña do mar

Anónimo dijo...

SOTO

Me alegra mucho leerte de nuevo por aquí.

Abrazos también, desde la ribera del Rio Grande.

HASTA SIEMPRE

LA DIGNIDAD

ZAMBA DE MI ESPERANZA - Jorge Cafrune -

ERNESTO

ERNESTO
Ernesto Guevara de la Serna

ALLENDE

ALLENDE
Salvador Allende Gossens

CAFRUNE

CAFRUNE
Jorge Cafrune Herrera
En 1977, eran tiempos difíciles para Argentina. El gobierno estaba en manos de la dictadura militar.

A diferencia de otros artistas comprometidos, que se exiliaron cuando comenzaron las amenazas y las prohibiciones, Cafrune decidió quedarse y seguir haciendo lo que mejor sabía hacer: cantar y opinar cantando y haciendo.

Fue así que en el festival de Cosquín de enero de 1978 cuando su público le pidió una canción que estaba prohibida, Zamba de mi esperanza, entonces Jorge Cafrune tocó el tema argumentando que "aunque no está en el repertorio autorizado, si mi pueblo me la pide, la voy a cantar".

Según testimonios que se consignan en el Nunca más, eso ya fue demasiado para los militares, y en un campo de concentración de Córdoba ,el Teniente Coronel Carlos Enrique Villanueva opinó que “había que matarlo para prevenir a los otros”.

El 31 de enero de ese año. A modo de homenaje a José de San Martín , Cafrune emprendió ese día una travesía a caballo que lo llevaría a Yapeyú , lugar de nacimiento del libertador.

Esa noche, a poco de salir, fue embestido a la altura de Benavidez por una camioneta conducida por un joven de 19 años, Héctor Emilio Díaz.

Jorge Cafrune falleció ese mismo día a la medianoche, pero el hecho nunca fue esclarecido y para la justicia quedó sólo como un accidente.