May it be- Que sea- (Enya)
Aquél día, sentado frente a la joven Jueza, mis palabras fueron :
"Señoría, sé que esto que voy a hacer posiblemente ocasione el fin de mi ejercicio profesional y la futura complicación de mi vida personal y familiar. Pero creo que debo hacerlo por razones de higiene pública. Nuestros hijos, el mío, los que usted tenga en el futuro y los de millones de ciudadanos de este país no se merecen que estos individuos sigan enfangando nuestra sociedad"
Y lo hice. Y la Jueza me apoyó en todo. Los delincuentes, que eran muchos, fueron imputados por el Ministerio Fiscal y yo cumplí con mi compromiso íntimo de intentar poner freno a todos aquellos poderosos corruptos y a sus vergonzosas y dañinas fechorías.
Al poco tiempo se produjo el traslado de la Jueza a un lugar de Galicia y yo, por mi parte, me vi en la necesidad de retirarme de la profesión.
Al cabo de los años, todos aquellos corruptos volvieron al poder, la Juez continuó su carrera profesional y yo he sido perseguido desde entonces por aquella actuación.
Y continúan dispuestos a ejecutar su vendetta sin dejarme levantar cabeza hasta el fin de mis días.
Son muchos y poderosos y se pasan el encargo de "machacarme" de unos a otros. Nunca les faltan esbirros dispuestos a las mayores indignidades por una bolsa de treinta monedas.
Antes de entregarme al fatal destino, acudí a a todos los Tribunales, a todas las Instituciones, a los Gobiernos, a los Partidos Políticos, a los Defensores del Pueblo, a los Sindicatos, al Consejo General del Poder Judicial, al Tribunal Supremo, al Tribunal Constitucional, al Rey......
Todo ha sido inútil. Fue un corto sueño que se rompió con un brusco despertar en la mas negra y larga pesadilla.
De nada sirvió mi esfuerzo honesto y generoso, salvo para destruirme a mi y a mi familia directa, tanto desde el punto de vista biológico, como el personal, el profesional y el mental.
Ahora, desde hace mas de 10 años, cumplo con un castigo similar al que los dioses dieron a Sísifo.
¿Cuando se quedará en la cima la piedra y dejará su infinito rodar hacía el fondo de la inmensa montaña?
¿ Cuando quedaré libre del eterno castigo de subir esa pesada losa desde la sima hasta la cúspide?
La respuesta es de una evidencia grosera: sólo los dioses han de saberlo.